jueves, 16 de noviembre de 2017

EL PRIMER COLEGIO DE BOTICARIOS FUE FUNDADO EN VALENCIA 1441


El siglo XV lo fue de esplendor para la la ciudad de Valencia. Se manifestó con el nuevo campanario para la catedral, el Micalet, alto y bello. La Casa de la Ciudad vio lucir un nuevo artesonado en su “sala dourada”. El Palau de la Generalitat, al lado, iba adquiriendo suntuosidad. Su industria textil era de las mejores de Europa, con sus diversos oficios entre los que destacaban los carders, pilaters, peraires, teixidors, tintorers i flasaders, a los que se unían otros. En 1441 comenzaron las obras de las torres de Quart.

La actividad en la ciudad era incesante. La propia de una urbe en expansión que se hacía oír en el Mediterráneo.

Tal era su importancia, que no puede sorprendernos que el 20 de marzo de este año, Doña María de Aragón y Sicilia, esposa del Rey Alfonso el Magnánimo, otorgara un privilegio a los boticarios valencianos para que llevaran a cabo la puesta en marcha del primer Colegio de Boticarios del mundo, con la responsabilidad de regular la profesión, autorizar nuevas farmacias, así como el establecimiento de tribunales a su efecto, lo que en la práctica suponía erigirse en la primera facultad de farmacia en España para una profesión cada vez con mayor número de adeptos, cuya labor era requerida por el Reino de Castilla, dado el prestigio alcanzado.

Por la devoción que tenían los boticarios a Santa María Magdalena, el privilegio de la Reina indicaba que la renovación de sus cargos, con carácter anual, debía de llevarse a cabo el día de Santa Magdalena, debiendo figurar su imagen en el sello oficial del Colegio. Para formalizar el refrendo, fue necesaria una petición a la reina que iba firmada por el síndico Pérez Torres y por Matías Masip y Joan Fuster.

El Real Colegio de Boticarios de la Ciudad y Reino de Valencia fue fundado en 1441, considerado el más antiguo del mundo, con plenas competencias administrativas y legislativas. Los boticarios de Valencia fueron los primeros del mundo que elaboraron sus medicamentos, con los mismos criterios que actualmente se exigen en las farmacopeas oficiales,fundado el 20 de Marzo de 1441 por Dña. María de Aragón y Sicilia, esposa de D. Alfonso el Magnánimo.






































En 1339 se tiene constancia histórica por primera vez de la figura del farmacéutico. En 1441, la Reina Doña María de Aragón, concedió el título de Colegio de Boticarios a éste importante gremio de científicos valencianos. En 1448 se establece la colegiación obligatoria. A lo largo de los años y los siglos el Colegio fue ampliando su actividad y no sería hasta 1931 cuando constituye su propio Laboratorio de Análisis para las prácticas de los colegiados.
























En el siglo XV el Reino de Valencia brilla en todo su esplendor. Con 75.000 habitantes era el centro comercial, político y cultural de la Corona de Aragón. El Reino de Valencia vive una centuria de prosperidad con papas valencianos como Alejandro VI. Ejerce una hegemonía comercial evidenciada por construcciones como la Lonja de los mercaderes. Es la época de los principales escritores valencianos con Ausiàs March o Joanot Martorell con su 'Tirant Lo Blanch'. En el contexto del Siglo de Oro valenciano, la reina María de Aragón y Sicilia, esposa de Alfonso el Magnánimo, otorga el 20 de marzo de 1441 el privilegio para la creación del colegio de boticarios de Valencia, con la capacidad e independencia suficiente como para ser considerado el primero de todo el mundo superando las asociaciones medievales como las cofradías o gremios.
El peso de Valencia y del Colegio de Boticarios vuelve a quedar patente en 1601 cuando la institución publica la primera Farmacopea oficial española, una obra de más de 400 páginas que recopila la preparación, conservación y dispensación de medicamentos de la época, tanto de origen vegetal, como animal y mineral, algunos de tradición griega y árabe.
Otro dato importante, y poco común en instituciones centenarias es que el colegio sigue ejerciendo las funciones para las cuales fue creado: velar por el buen ejercicio profesional de sus colegiados y formar a sus asociados para dar un mejor servicio la sociedad.